A solo una cuadra de la bellísima Plaza Vieja y muy cercano al convento y plaza San Francisco de Asís, el hotel Raquel cautiva con su armonioso estilo Art Nouveau, la belleza y sensualidad de su atmósfera romántica y las muchas referencias a la cultura judía que intrigan a huéspedes y visitantes como: la estrella de David tallada en piedra de la recepción, mezuzahs en los marcos de las puertas, nombres hebreos para cada habitación y pinturas de temas bíblicos en las paredes. El restaurante también sirve platos típicos de la cocina judía, como borscht y latkes.
Este homenaje se debe a la cercanía de la antigua comunidad judía de la Habana, que se encontraba entre las calles Muralla y Acosta, próximas al hotel.
Construido en 1905 para oficinas, almacén y depósito de tejidos, en 1908 se modificó obteniendo su actual fachada. Luego acogió la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Cuba.
Totalmente restaurado por la Oficina del Historiador de la Ciudad, el hotel Raquel ofrece hoy 25 habitaciones de techos altos, cuidadosamente diseñadas y decoradas con obras de pintores cubanos. No todas ofrecen vistas a la calle, y las que sí pueden resultar algo ruidosas algunas veces pues hablamos del mismo centro de la Habana Vieja…pero no es esto parte de su encanto?
Al entrar sorprenden las hermosas columnas del lobby, el viejo ascensor, un impresionante lucernario que ocupa todo el techo, y los biombos decorativos. Su otro principal atractivo sería la terraza-bar-mirador, la cual ofrece espectaculares vistas de la ciudad.
Los alrededores del hotel no resultan tan atractivos, pues las obras de restauración no han llegado aún a esta parte de la calle. Todavía hay mucho trabajo por hacer en el casco histórico pero es un verdadero placer comparar cómo lucía hace apenas unos años, y cómo se ve ahora lo que ya está restaurado.
Es un área muy segura para caminar, de día o de noche, y al estar tan cerca de todos los sitios de interés turístico del centro histórico, de muchos restaurantes y bares, resulta un hotel conveniente para descubrir sus portentos.
Por lo demás, el desayuno es bastante básico, el staff muy amistoso y amable, no hay wifi…algunos días puede que no tenga agua caliente en la ducha o se haya agotado la mantequilla para untar el pan, o que el aire acondicionado no funcione bien…pero siempre se puede pedir ayuda al personal y normalmente harán todo lo posible por resolver la situación.