El magnífico inmueble que alberga hoy el Hotel Florida data del siglo XIX y perteneció oringalmente al Conde Moré.
En 1885 fue transformado en hotel de acuerdo a los estándares de confort americano y europeo y muy pronto pasó a ser uno de los más afamados de la capital. Posteriormente sirvió como banco, oficinas de abogados, tiendas...hasta que en el año 1994 fue rescatado y cuidadosamente restaurado por la Oficina del Historiador de la Ciudad, reabriendo como Hotel Florida en 1999.
Una hermosa estatua de mujer de estilo Art Decó, colocada a la entrada da la bienvenida a los huéspedes y atrae la atención de los transeúntes por su belleza. Detrás de ella se ubica el lobby y a continuación el patio de la otrora aristocrática mansión, uno de los más atractivos de la ciudad, con sus columnas de piedra, arcos, cómodos muebles y tragaluz de cristal que permite la entrada de abundante luz, invitan al descanso y al disfrute de su atmósfera distinguida y encanto colonial.
Las 25 habitaciones son amplias y decoradas con gusto al estilo de la época colonial española, exhibiendo pisos de mármol y camas de elaborados diseños en hierro forjado, reproducciones de arte de los siglos XIX y XX en las paredes, y algunas poseen techos altísimos de vigas de madera.
El hotel cuenta además con un restaurante y un piano bar donde en las noches se presentan agrupaciones de jazz o música tradicional cubana. Otro encanto del Florida es un pasadizo que lo une con el vecino hotel Marqués de Prado Ameno, construido más de un siglo antes.
La ubicación del hotel Florida es ideal, en la esquina de las calles Obispo y Cuba, en el mismo corazón del casco histórico y rodeado de plazas, edificios históricos, iglesias, museos, galerías de arte, bares y restaurantes, inmejorable para explorar la ciudad.
Cabe decir que las habitaciones que dan a la calle podrían resultar no muy tranquilas, incluso tarde en la noche o temprano en las mañanas, pues son calles muy concurridas, llenas de comercios, oficinas...
Dicho esto sugerimos disfrutar de este hotel, innegablemente hermoso y elegante.